El silencio no significa únicamente no hablar sino que me desprendo de las posibilidades

de huida y me tolero tal como soy. No sólo renuncio a hablar sino también a las ocupaciones

que me apartan de mí mismo. En el silencio me obligo a estar conmigo mismo.


Quien lo intente

descubrirá que en principio no es en modo alguno agradable. Aparecen toda clase

de pensamientos y sentimientos, emociones y estados de ánimo, temores y malestares.

Los deseos reprimidos y las necesidades salen a la luz, la ira contenida se manifiesta, las

oportunidades pasadas por alto, las palabras no dichas o expresadas desacertadamente

vienen a la memoria. Los primeros instantes del silencio nos descubren a menudo nuestra

confusión interior, el caos de nuestros pensamientos y deseos. Es doloroso soportar este caos.


Chocamos contra las tensiones internas que nos atemorizan. Pero en el silencio no podemos

desagitar estas tensiones. En el silencio descubrimos cuál es nuestra situación. El silencio es

como el análisis de nuestro estado, dejamos de engañarnos, vemos qué ocurre dentro de nosotros.

Anselm Grun.-

Notas Importantes

¿Qué es un parto respetado?


Todas las actividades que se realizan en el marco de la Semana del Parto Respetado están vinculadas a la concientización acerca de los derechos de las mujeres a la hora de dar a luz, y la importancia de garantizar nacimientos seguros, naturales y durante los cuales la madre goce de absoluta libertad. El parto respetado es un parto donde la prioridad es la libertad de movimiento y postura, respetando la fisiología femenina dando el tiempo que necesite para el nacimiento.
Cuando hablamos de humanizar estamos hablando de la necesidad de devolverle al nacimiento su verdadero sentido, protagonizado por la mujer que pare, el hijo/a que nace y el hombre que acompaña, respetando los tiempos de la naturaleza que son distintos en cada mujer, y cuando los verdaderos protagonistas viven este momento con la entrega que se requiere, la intervención de las/os profesionales, será solo de acompañar sin intervenir.
Dar a Luz plenamente es posible si le devolvemos a la mujer la seguridad perdida, preparándola para un nacimiento en un lugar que ella escoja y que le de seguridad, rodeándola de un ambiente cálido, acompañada por las personas que forman su núcleo de amor y amistad y dejándola asumir la tarea de acuerdo a sus creencias y necesidades.
La institucionalización de los partos ha hecho que se sistematicen una serie de controles y procedimientos sobre la mujer y el bebé sin evaluar el estado de salud de cada individuo y sus necesidades particulares, transformándose en rutinas; que suelen ser molestas, dolorosas y potencialmente riesgosas aplicándose sin justificación científica por costumbre del equipo de salud o que sigue pautas que no han sido revisadas y actualizadas.
El proceso del trabajo de parto y nacimiento es diferente en cada mujer y cada bebé, es diferente en los aspectos tanto físicos como emocionales, diferente en su desarrollo temporal. Es necesario respetar el tiempo que cada mujer y cada bebé necesita para parir y nacer.
Fuente: Relacahupan
(Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y Nacimiento)