Educando sin culpa

educando-sin-culpatvcrecer agradece a la Lic. Maritchu Seitún

Los hijos y el sufrimiento

"Los padres no evitamos el dolor y el sufrimiento de los hijos, y siempre queremos acompañarlos cuando pasan por malas experiencias": este preconcepto es una de las dificultades que tenemos cuando se trata de poner límites y educar a los chicos, porque ello necesariamente implica hacerlos sufrir. ¿Cómo lo hacemos? Invitamos a negar, a reprimir, a distraerse del tema, y lo hacemos por amor, porque no queremos verlos sufrir, pero la realidad es que sufren igual pero lo hacen solos. Hablamos palabras lógicas, razones de la razón: tu perro estaba muy viejito, sufría mucho, es mejor que se haya muerto (yo igual lo extraño, piensa el chico, prefería que se quede), o salimos corriendo a reemplazar el canario que después el chico tiene difuicultades en reconocer como el suyo (¿dónde está la mancha que tenía al lado del pico?). Todos los días tenemos oportunidades grandes y pequeñas de hacerlo -por ejemplo, comer tostadas es no comer copos y tomar yogur es no tomar leche chocolatada-, podemos aprovecharlas como oportunidades de crecimiento o desperdiciarlas distrayendo su atención y convenciéndolos de lo erróneo de su conflicto. Aquí se trata de destacar las razones del corazón, que nos dicen que cuesta elegir copos o tostada o que profundamente "sabemos" que ese no es nuestro canario. ¿Cuáles son estas razones del corazón? Tristeza, celos, vergüenza, inseguridad, miedo, frustración, etc.

La primera tarea es liberarnos a solas de la angustia que nos provoca a nosotros ese dolor para no transmitírsela a ellos, para luego poder acompañarlos en su dolor y en la aceptación de lo que les toca vivr, sin decir: "No importa que no te inviten a ese cumpleaños, va a haber otros mejores", o "No te preocupes, seguro que es aburrido ese cumple", o "Odio a la chica que no te invitó, es una desgraciada".

Así podremos sentarnos a su lado y escuchar y compartir lo que le pasa, prestándoles nuestra fortaleza y nuestra experiencia de que se puede sobrevivir a las penas de la vida, que se puede también aprender de ellas.


Cuerpo, cuidado y respeto

cuerpo-cuidado-respetotvcrecer agradece a la Lic. Maritchu Seitún

Cuidado y respeto por nuestros cuerpos I

Tomaremos algunos puntos importantes para que nuestros chicos vayan aprendiendo a cuidar, respetar y hacer respetar sus cuerpos.

1. Cuidar la intimidad de los adultos: a partir de los dos años los chicos tienen que ir aprendiendo a golpear la puerta de los padres si está cerrada, a no entrar al baño sin pedir permiso (cuando hay alguien adentro). Esto servirá como modelo para cuidar su propia intimidad, ya que les mostramos que todos tenemos derecho de permitir o no el acceso.

Enseñarles:

2. que pueden decir que no a las cosas que no les gustan: "no me hagas cosquillas tan fuerte", "basta de lucha", "no tengo ganas", "no me gusta" y que nosotros respetaremos esos no en la medida en que sea posible (no podemos acceder a "no me quiero vacunar" o "no quiero ir al colegio"),

3. a reconocer el miedo, la incomodidad,

4. a pedir ayuda,

5. que respetar a los mayores no significa obedecerlos ciegamente,

6. que con papá y mamá se puede hablar de TODO, y que si ellos no pueden escuchar o no escuchan, tienen que insistir con otras personas (tíos, maestros, abuelos, etc.) hasta que se sientan atendidos en su dificultad,

7. que el cuerpo tiene zonas privadas, las que tapa la ropa interior, a las que sólo acceden papá y mamá y eventualmente el médico delante de los padres.

Prestemos especial atención cuando nuestro hijos manejen temas, vocabulario o juegos que no corresponden a su edad.


Notas Importantes

¿Qué es un parto respetado?


Todas las actividades que se realizan en el marco de la Semana del Parto Respetado están vinculadas a la concientización acerca de los derechos de las mujeres a la hora de dar a luz, y la importancia de garantizar nacimientos seguros, naturales y durante los cuales la madre goce de absoluta libertad. El parto respetado es un parto donde la prioridad es la libertad de movimiento y postura, respetando la fisiología femenina dando el tiempo que necesite para el nacimiento.
Cuando hablamos de humanizar estamos hablando de la necesidad de devolverle al nacimiento su verdadero sentido, protagonizado por la mujer que pare, el hijo/a que nace y el hombre que acompaña, respetando los tiempos de la naturaleza que son distintos en cada mujer, y cuando los verdaderos protagonistas viven este momento con la entrega que se requiere, la intervención de las/os profesionales, será solo de acompañar sin intervenir.
Dar a Luz plenamente es posible si le devolvemos a la mujer la seguridad perdida, preparándola para un nacimiento en un lugar que ella escoja y que le de seguridad, rodeándola de un ambiente cálido, acompañada por las personas que forman su núcleo de amor y amistad y dejándola asumir la tarea de acuerdo a sus creencias y necesidades.
La institucionalización de los partos ha hecho que se sistematicen una serie de controles y procedimientos sobre la mujer y el bebé sin evaluar el estado de salud de cada individuo y sus necesidades particulares, transformándose en rutinas; que suelen ser molestas, dolorosas y potencialmente riesgosas aplicándose sin justificación científica por costumbre del equipo de salud o que sigue pautas que no han sido revisadas y actualizadas.
El proceso del trabajo de parto y nacimiento es diferente en cada mujer y cada bebé, es diferente en los aspectos tanto físicos como emocionales, diferente en su desarrollo temporal. Es necesario respetar el tiempo que cada mujer y cada bebé necesita para parir y nacer.
Fuente: Relacahupan
(Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y Nacimiento)