EL AMOR


"No basta con que digamos: Yo amo a Dios pero no amo a mi 

prójimo. San Juan dice que somos mentirosos si afirmamos que 

amamos a Dios y no amamos a nuestro prójimo. Es muy 

importante para nosotros darse cuenta de que el amor para que 

sea auténtico tiene que doler." -Madre Teresa, 


--  Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron, y uno le dio una bofetada al otro.

El otro, ofendido, sin nada que decir, escribió en la arena: HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGÓ UNA BOFETADA EN EL ROSTRO.

Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse. El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra: HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVO LA VIDA.

Intrigado, el amigo preguntó: ¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra? Sonriendo, el otro amigo respondió: "Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargarán de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo".

Várices y embarazo por Doctor Jorge Hiriart

Durante el embarazo, las venas de los miembros inferiores pueden tornarse varicosas o empeorar trastornos varicosos preexistentes. Estos hechos son debidos al volumen creciente de la sangre conjuntamente con la influencia de la hormona "progesterona", la cual hace que las paredes de las venas se relajen. Además, el útero grávido también incrementa su tamaño apoyándose sobre las venas pelvianas, dificultando el retorno al corazón. Esto aumenta la presión en las venas de la pierna, promoviendo el desarrollo de las várices. Mientras que el feto crece y el útero se agranda, las venas pueden llegar a ser aún más prominentes.

Durante el embarazo pueden aparecer várices en la región vulvar (vulvares) y/o en el área rectal (hemorroides).

Podés prevenirlas o reducirlas al mínimo si:

  • Realizás ejercicio diario o una caminata enérgica.
  • Mantenés tu peso dentro de lo recomendado para cada etapa del embarazo.
  • Elevás tus pies y piernas siempre que sea posible.
  • Dormís sobre tu lado izquierdo. Colocá una almohada detrás de tu espalda para ayudar a mantenerte inclinada hacia el lado izquierdo, ya que la vena cava inferior está en el derecho, el útero así se desplaza hacia el izquierdo disminuyendo la presión sobre la cava, y las venas en las extremidades se vacían más fácilmente.
  • Utilizás medias de elastocompresión graduada para embarazadas.

Las várices pueden doler o aun lastimar, pero su efecto más importante está probablemente en su aspecto estético. Pueden ocurrir trastornos circulatorios crónicos o riesgos de trombosis venosas. Cerca del 5% de las mujeres embarazadas pueden de-sarrollar coágulos de sangre pequeños en sus venas, los cuales raramente son para preocuparse. Esta situación es llamada "trombosis venosa superficial" o "tromboflebitis". Consultá con tu obstetra, quien verá si es necesario realizar una interconsulta flebológica. Las venas varicosas en el plazo de tres o cuatro meses, luego del nacimiento del bebé, podrán desaparecer "per se". Pero, si continúan, deberás tratarlas aunque no hayas tenido todos los niños que deseás porque, desafortunadamente, las várices empeoran con cada embarazo.


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Notas Importantes

¿Qué es un parto respetado?


Todas las actividades que se realizan en el marco de la Semana del Parto Respetado están vinculadas a la concientización acerca de los derechos de las mujeres a la hora de dar a luz, y la importancia de garantizar nacimientos seguros, naturales y durante los cuales la madre goce de absoluta libertad. El parto respetado es un parto donde la prioridad es la libertad de movimiento y postura, respetando la fisiología femenina dando el tiempo que necesite para el nacimiento.
Cuando hablamos de humanizar estamos hablando de la necesidad de devolverle al nacimiento su verdadero sentido, protagonizado por la mujer que pare, el hijo/a que nace y el hombre que acompaña, respetando los tiempos de la naturaleza que son distintos en cada mujer, y cuando los verdaderos protagonistas viven este momento con la entrega que se requiere, la intervención de las/os profesionales, será solo de acompañar sin intervenir.
Dar a Luz plenamente es posible si le devolvemos a la mujer la seguridad perdida, preparándola para un nacimiento en un lugar que ella escoja y que le de seguridad, rodeándola de un ambiente cálido, acompañada por las personas que forman su núcleo de amor y amistad y dejándola asumir la tarea de acuerdo a sus creencias y necesidades.
La institucionalización de los partos ha hecho que se sistematicen una serie de controles y procedimientos sobre la mujer y el bebé sin evaluar el estado de salud de cada individuo y sus necesidades particulares, transformándose en rutinas; que suelen ser molestas, dolorosas y potencialmente riesgosas aplicándose sin justificación científica por costumbre del equipo de salud o que sigue pautas que no han sido revisadas y actualizadas.
El proceso del trabajo de parto y nacimiento es diferente en cada mujer y cada bebé, es diferente en los aspectos tanto físicos como emocionales, diferente en su desarrollo temporal. Es necesario respetar el tiempo que cada mujer y cada bebé necesita para parir y nacer.
Fuente: Relacahupan
(Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y Nacimiento)