Poema de la Prosperidad

Ni la tristeza, ni la desilusión
      Ni la incertidumbre, ni la soledad
      
NADA ME IMPEDIRÁ SONREÍR.

Ni el miedo, ni la depresión,
Por más que sufra mi corazón,
NADA ME IMPEDIRÁ SOÑAR.

Ni la desesperación, ni la ignorancia,
Mucho menos el odio o alguna ofensa,
NADA ME IMPEDIRÁ VIVIR. 

En medio de las tinieblas, entre los espinos,
      En las tempestades y en extraviados caminos,
      
NADA ME IMPEDIRÁ CREER EN DIOS.

Así errando y aprendiendo,
      Todo me será favorable,
      
Para que yo pueda siempre evolucionar
      
Perseverar, servir, cantar,
      Agradecer, perdonar, recomenzar...

QUIERO VIVIR EL DIA DE HOY
      COMO SI FUESE EL PRIMERO,
      COMO SI FUESE EL 
ÚLTIMO,
      COMO SI FUESE EL 
ÚNICO.

  Quiero vivir el momento de ahora
      Como si aun fuese temprano,
      
Como si nunca fuese tarde.

  Quiero mantener el optimismo,
      
Conservar el equilibrio,
      
Fortalecer mi esperanza,
      
Recomponer mis energías,
      Para
 prosperar en mi misión
      Y 
vivir alegre todos los días.

Quiero caminar con la certeza de llegar,
      Quiero 
luchar con la certeza de vencer,
      Quiero 
buscar con la certeza de encontrar,
      Quiero saber 
esperar
      Para poder realizar los ideales de mi ser.

EN FIN ...
Quiero dar lo máximo de mi,
para vivir intensamente y maravillosamente
TODOS LOS DÍAS DE MI VIDA.

Notas Importantes

¿Qué es un parto respetado?


Todas las actividades que se realizan en el marco de la Semana del Parto Respetado están vinculadas a la concientización acerca de los derechos de las mujeres a la hora de dar a luz, y la importancia de garantizar nacimientos seguros, naturales y durante los cuales la madre goce de absoluta libertad. El parto respetado es un parto donde la prioridad es la libertad de movimiento y postura, respetando la fisiología femenina dando el tiempo que necesite para el nacimiento.
Cuando hablamos de humanizar estamos hablando de la necesidad de devolverle al nacimiento su verdadero sentido, protagonizado por la mujer que pare, el hijo/a que nace y el hombre que acompaña, respetando los tiempos de la naturaleza que son distintos en cada mujer, y cuando los verdaderos protagonistas viven este momento con la entrega que se requiere, la intervención de las/os profesionales, será solo de acompañar sin intervenir.
Dar a Luz plenamente es posible si le devolvemos a la mujer la seguridad perdida, preparándola para un nacimiento en un lugar que ella escoja y que le de seguridad, rodeándola de un ambiente cálido, acompañada por las personas que forman su núcleo de amor y amistad y dejándola asumir la tarea de acuerdo a sus creencias y necesidades.
La institucionalización de los partos ha hecho que se sistematicen una serie de controles y procedimientos sobre la mujer y el bebé sin evaluar el estado de salud de cada individuo y sus necesidades particulares, transformándose en rutinas; que suelen ser molestas, dolorosas y potencialmente riesgosas aplicándose sin justificación científica por costumbre del equipo de salud o que sigue pautas que no han sido revisadas y actualizadas.
El proceso del trabajo de parto y nacimiento es diferente en cada mujer y cada bebé, es diferente en los aspectos tanto físicos como emocionales, diferente en su desarrollo temporal. Es necesario respetar el tiempo que cada mujer y cada bebé necesita para parir y nacer.
Fuente: Relacahupan
(Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y Nacimiento)