http://www.abc.es/familia-padres-hijos/20130309/abci-madres-famo-201303081517.html

Está surgiendo con fuerza un movimiento entre las mujeres madres que cada día tiene más adeptos. Unos lo llaman crianza natural, otros, crianza con apego. Su particular revolución consiste en volver a lo orígenes en lo que a los cuidados de los bebés y los hijos se refiere. Conscientes de la vida llena de prisas que llevamos muchos padres, han levantado la mano para decir: un momento, por favor, aquí algo está fallando. Los niños no necesitan tantas cosas, no necesitan tantos juguetes, ni tantas actividades extraescolares. No desean tantos estímulos artificiales.

Los niños necesitan volver a ser niños y los padres volver a ser padres. Fuera los manuales, las terapias conductistas, cómo enseñarles a dormir, normas hechas para que el adulto no se estrese, aprendizajes fuera de su tiempo. Es una vuelta a la crianza de antes: dar el pecho sin prisas, sin horarios, dormir con los hijos cuando lo necesitas, darles muchos abrazos, muchos besos, decirles constantemente que se les quiere, educarlos con respeto y para que respeten. No se trata de no poner normas, se trata de establecer límites, que entiendan por qué se hacen las cosas pero sin gritos ni castigos físicos.

Tanto está calando el mensaje, que tiene a uno de sus principales impulsores en el pediatra Carlos González y cada vez proliferan más por la red blogs de padres/madres hablando y contando las numerosas ventajas de lo que defienden.

Por supuesto tienen detractores. Personas que opinan que están criando hijos sin límites, en exceso mimados. Ellos se defienden diciendo que no los malcrían, simplemente que respetan al niño como ser humano que es y, dentro de las posibilidades de entendimiento en cada edad, se dialoga y se llega a un pacto.

Pero esta tendencia arranca ya en el embarazo. Y si hay un punto conflictivo ése es el parto. Algunas asociaciones comowww.elpartoesnuestro.es defienden una mayor humanización en los mismos y menos medicalización, es decir, dejar que sea la naturaleza la que vaya poco a poco dilatando sin presiones psicológicas o médicas (gotero de oxitocina). Por su parte, muchos médicos se defienden diciendo que los partos, por muy naturales que sean se pueden complicar y que la presencia médica se hace indispensable.

Bimba Bosé, modelo, DJ y cantante, tiene dos hijas. La primera, de 8 años, nació en un hospital. La segunda, de 3, en casa. Bimba forma parte de esa corriente que no desea que a la mujer se la trate como un ser sin capacidad para decidir sólo porque está teniendo unas fuertes contracciones. No está sola, cada vez hay más mujeres (y hombres) que apoyan la tesis de que los partos deberían ser más humanizados, dejar a la mujer caminar, ponerse en cuclillas cuando le viene una contracción. Posturas, todas ellas, mucho más naturales que estar tumbada que, por la ley de la gravedad, dificulta el trabajo de parto.

Acaba de publicar un libro, «Y de repente soy madre» (ed. Temas de Hoy) donde se sincera de una manera muy clara sobre cuáles fueron los sentimientos que tuvo durante la gestación, parto y crianza de sus hijas. Se considera, en el fondo como madre, una mujer clásica, tradicional. Pero para ella ser tradicional supone otras cosas que no son necesariamente lo que otros entienden.

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Esto es lo que Bimba nos ha contado:

—Al escribir este libro, ¿has descubierto partes íntimas que desconocías o, por el contrario, ya las tenías suficientemente incorporadas?

—He descubierto que he podido afrontar un reto más. El de escribir este libro a partir de mi experiencia propia junto con todo el equipo de Temas de Hoy. No considero que haya desvelado más cosas de mi intimidad, sino que me he reafirmado más quizá en cosas que ya tenía claras e incluso descartado otras que no me servían de nada...

— Sé que es difícil definirlo, pero ¿qué significa para ti ser madre?

—Es tener la oportunidad de crecer como persona, en todos los aspectos, emocional, social, laboral... es una motivación para dejar de hacer las cosas solo para uno mismo y poder hacerlas para el mundo.

— ¿Te consideras, a pesar de proyectar una imagen moderna, una madre tradicional?, ¿qué significado tiene para ti la palabra familia y quienes forman parte de ella?

—Me considero una persona de mi tiempo, con respeto por las tradiciones, la cultura, el ritual, la tierra, la rutina, el cambio y sobretodo con afán de tolerar todas las circunstancias que se me presenten. En definitiva, vivir la vida con ilusión e interés. Con disposición a sorprenderse y estando alerta a cualquier acontecimiento que pueda suceder.

Para mi la familia es la que uno escoge, la que uno va construyendo con los seres con los que mejor empatiza y con los que más se identifica. Además de la que uno crea en el caso de tener hijos, claro.

— ¿Cuáles son, desde tu punto de vista, los principales errores de nuestra actual legislación a la hora de permitir una conciliación a las madres trabajadoras?

—Más que remitirme a los errores de la legislación, que desconozco por completo, prefiero apoyar cuanto sea posible dando ejemplo. Es obvio que con mi profesión me puedo permitir conciliar con más facilidad que otras mujeres en otros puestos de trabajo. Pero es importante que en España se tome ejemplo de cosas que ya existen y que tienen éxito en otros países, es la única forma de verdaderamente progresar. Y la legislación se puede ir corrigiendo contemporáneamente, pero lo importante es actuar y permitir. Cuatro meses es muy poco tiempo para que una madre se recupere de un parto natural, imagínate de uno hospitalario... Es un tema que requiere mucha atención y quizá no se le presta la suficiente, por eso la legislación está tarada, porque está en manos de gente que no se compromete con lo que está tratando o porque no tiene suficiente relevancia, y hay otras prioridades antes que dejar que los que saben, se ocupen...

—¿Crees que las mujeres hemos sido un poco engañadas? Te digo esto porque en muchas mujeres-madre-trabajadoras está siempre latente el sentimiento de culpa. ¿Por qué crees que sucede? ¿Te has sentido alguna vez culpable por no cumplir como madre, con lo que tu instinto te decía?

—No tengo ni he tenido ese sentimiento y menos como madre.

—¿Qué valores quieres dejar a tus hijas como mejor herencia?, ¿cómo te gustaría ser recordada por ellas en un futuro cuando ya te hayas ido?

—Quiero darles las herramientas necesarias para que ellas construyan sus propios valores. Me gustaría educarlas en la libertad de pensamiento, en la tolerancia y en la diversidad de valores. Siempre con respeto y alegría. Me gustaría que me recuerden como soy sin idealizarme, sino tal cual soy.

—¿Crees, como opinan algunos, que la familia está en peligro?

—Los que están en peligro son nuestros hijos expuestos a un sistema educativo pobre y homogéneo. Impartido por funcionarios que deben cumplir objetivos y no por maestros vocacionales y flexibles que intuyen o se dejan sorprender. El sistema educativo está obsoleto, pero al igual que el gobierno, el matrimonio, la familia, esa es la verdadera crisis. Desde hace mucho tiempo no se revisa nada y todo está un tanto estancado.

Cada maternidad es diferente

Cada mujer, un mundo. Cada maternidad es diferente. Todas las madres quieren a sus hijos. Sin embargo, no todas usan los mismos métodos de crianza. Hemos hablado con tres mujeres muy conocidas que nos hablan de una de sus facetas más íntimas, la de ser mamá.

Mabel Lozano

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Actriz y directora de documentales. El último precisamente sobre la maternidad, «Madre». Casada con el productor de cine Eduardo Campoy. Dos hijos mellizos.

—Cuando te quedaste embarazada, ¿leíste mucho sobre el tema de la maternidad? ¿qué libros?

Leí algunos libros como «Niños Felices» de Martha H Pieper y Willian J Pieper, algunas revistas especializadas como Ser Padres, pero sobre todo volví a leer muchos cuentos infantiles, historias que me contaba mi madre de pequeña y quería refrescar la memoria y contarles yo a mis niños. También hablé mucho con amigas que tenían hijos.

—Cuando nacieron tus hijos, ¿diste el pecho o el biberón? ¿Tenías una idea predeterminada y luego cambiaste por algo, tuviste problemas, comentarios malintencionados, recurriste a la ayuda de alguien, madre, suegra, pediatra…?

—Lo mío fue «doblete», tenía muy poca leche así que… fue el pediatra incluso quien me lo aconsejo, debido a la escasez y al tener dos niños. Ambos están criados a mis «biberones».

—¿Qué te parece el colecho (que los hijos pequeños duerman con los padres)?

—Recién nacidos sus cunitas estaban en nuestra habitación por una cuestión. Con unos meses pasaron ya a su habitación, «su espacio». Ya un poco más mayores, cuando tienen pesadillas o se encuentran mal, se acurrucan con nosotros, cuando se les pasa les llevamos a su cama.

—¿Eres de las que coges en brazos a tus hijos enseguida o por el contrario confías más en las teorías que dicen que eso «los malacostumbra»?

—Los he cogido mucho en brazos, e incluso con once años aún lo hago, les beso y achucho mucho, muchísimo. Quiero malacostumbrarlos a las muestras de amor y cariño, a que escuchen cada día una y mil veces cuanto les amo, cuanto les adoro y lo importantes que son para mí.

—¿Cuáles son los mayores temores que te vinieron cuando te convertiste en madre. ¿Persisten?

—Mi hermano murió en un accidente con 24 años, yo tenía uno menos, recuerdo el dolor de mis padres, los gritos desconsolados de mi madre, aun lo recuerdo como si fuera ayer y han pasado muchos años. No quiero sobrevivir a mis hijos, es antinatural.

—¿Cambió tu perspectiva de la vida tener hijos?

—Digamos que cambia el eje de tu vida, este gira en torno a tus hijos como prioridad, pero también tengo que decir que mis niños me aportan mucha energía, muchas ganas de vivir, de mejorar, de superarme.

—¿Te unió de una manera especial a tu pareja convertiros en padres?

—La paternidad-maternidad es dura, por momentos une y en otros todo lo contrario.

—¿Cómo defines el momento en el que viste las caras de tus bebés? ¿Qué sensaciones invadieron tu corazón?

—Roberta nació primero, con los ojos muy abiertos, fue «flipante», después Jacobo, sin parar de llorar… Te aseguro que cada tarde cuando estoy esperando que lleguen del cole tengo la misma sensación, mis niños, mis hijos, me «muero de amor» por ellos.

—¿Cómo te defines como madre?

—Una «aprendiz» de madre, ¡cada día es un reto que no me puedo perder!

Carla Royo-Villanova

Crianza natural, te contamos qué es y qué famosas la llevan a cabo

Empresaria. Casada con Kubrat de Bulgaria. Tres hijos varones

—Cuando te quedaste embarazada, ¿leíste mucho sobre el tema de la maternidad? ¿qué libros?

—No, comparaba revistas de bebés

—Cuando nacieron tus hijos, ¿diste el pecho o el biberón?

—Tuve problemas y me obligaron a recurrir al biberón.

—¿Qué te parece el colecho (que los hijos pequeños duerman con los padres)?

—Creo que Los bebés tienen que aprender a dormir solos y en su propia habitación. Yo los he tenido conmigo los quince primeros días.

—¿Eres de las que coges en brazos a tus hijos enseguida o por el contrario confías más en las teorías que dicen que eso «los malacostumbra»?

—Depende de la situación. No es lo mismo un bebé enfermo que un bebé listo que sabe que en cuanto llora le cogen en brazos. He sido muy estricta con ellos, incluso cuando eran bebés, pero si me necesitan estoy siempre.

Arantxa del Sol

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Casada con Finito de Córdoba (torero). Dos hijos, una niña y un niño.

—Cuando te quedaste embarazada, ¿leíste mucho sobre el tema de la maternidad? ¿qué libros?

—Leí muchísimo y he dejado esos libros a otras futuras mamás y ahora no me acuerdo de todos los títulos. Recuerdo que en el primer embarazo leí «Qué debes esperar cuando estás esperando» y el mismo sobre la alimentación. Otro muy interesante sobre toda la gestación mes a mes, sobre el desarrollo del bebé y los cambios que vas experimentando en este tiempo. No recuerdo el nombre pero este fue mi libro de cabecera y de consulta en el día a día, efectivamente era todo un diario interesantísimo con todo tipo de ilustraciones que me hicieron vivirlo y casi poder visionarlo.

Otro libro importante para mí fue el libro de la ginecóloga Josefina Ruiz. Además, en mi segundo embarazo hice toda la preparación al parto en su centro, para mí fue un descubrimiento, sabe tanto como profesional, madre y mujer que es una maravilla tenerla contigo en ese momento tan importante y con las hormonas haciendo de las suyas. Psicológicamente tb sufrimos unos cambios que no entendemos, ni nos entienden.

—Cuando nacieron tus hijos, ¿diste el pecho o el biberón?

—A mi primera hija le dí el pecho unos tres o cuatro meses, me hubiera gustado dárselo más tiempo pero un día mi pecho dejo de producir. La verdad es que lo pasé muy mal, tenía los conductos mamarios obstruidos porque la leche o el calostro era muy, muy espeso y estuvo a punto de producirse una mastitis. Iba al hospital a sacármelo con un aparato eléctrico, además tuve grietas por los esfuerzos de la niña por sacarme algo de leche. Darle el pecho se convirtió en mi obsesión y hasta que lo conseguí pasé 20 días terribles con lo cual el problema se agravaba. Además me decían cosas muy duras en esos momentos que estás tan sensible y eres primeriza, como que si no le daba el pecho no podía sacar la niña a la calle porque no tenía defensas. Recuerdo las palabras de mi abuela de 88 años que fue la que me tranquilizó, asturiana y con un gran sentido del humor: «No hagas caso, yo no tuve leche y a tu padre lo crié con leche de vaca y mira que buen mozo es». Entre lágrimas consiguió que soltara una carcajada, porque mi padre es un chicarrón del norte de 1,90.

Con mi segundo hijo, en cambio, no tuve ningún problema, mis pechos no eran ya primerizos y disfruté muchísimo de este momento que siempre me ha parecido muy especial e importante.

—¿Qué te parece el colecho (que los hijos pequeños duerman con los padres)?

Es una de las cosas más placenteras que se puede experimentar, mientras son pequeñitos hasta los 6 años o así, luego las patadas también crecen (risas). No sé si hemos hecho bien, nosotros no nos hemos guiado por ningún consejo profesional, simplemente hemos hecho lo que sentíamos en cada momento. He leído y me han dado consejos muy contrarios desde que a los niños les crea dependencia de los padres, hasta que por el contrario hace que los niños crezcan seguros de sí mismos. A mi me da mucha pena porque mi hijo pequeño tiene ya 4 años, será mas duro sacarlo de la cama para nosotros que para él, seguro.

—¿Eres de las que coges en brazos a tus hijos enseguida o por el contrario confías más en las teorías que dicen que eso «los malacostumbra»?

—Los he cogido siempre. Con la primera en el primer quejidito y luego más relajadamente. Sí, es verdad que intenté aplicar las teorías del «Duérmete niño», porque me lo regaló la matrona de mi primera hija, pero fuimos incapaces. Creo que el llanto de un bebé es la única manera que tienen de comunicarse y siempre les he atendido, es muy importante la relajación y la serenidad a la hora de enfrentarse a la maternidad, y eso sólo lo da la experiencia. Es también lo que le trasmites al bebé, y lógicamente influye en su conducta. Los primeros meses son momentos de adaptación de uno al otro, si lo llevas con serenidad estarás más atenta a conocer a tu hijo y a que funcione naturalmente tu intuición como madre.

—¿Cuáles son los mayores temores que te vinieron cuando te convertiste en madre?

—En cada etapa de su desarrollo van surgiendo nuevos temores y afortunadamente desapareciendo otros. Pero desde que salen del «huevo» una parte de tu cabeza es sólo para ellos.

—¿Cambió tu perspectiva de la vida tener hijos?

—Me cambió la vida totalmente, y también su perspectiva claro, ya todo gira en torno a ellos, desde los horarios, las vacaciones etc., etc., pero sobre todo la visión que tenía sobre el futuro.

—¿Te unió de una manera especial a tu pareja?

Sí, es un vínculo para siempre y fruto de los dos, hoy todavía me parece realmente mágico. También es cierto que no creo que los hijos unan más una pareja, incluso muchas veces lo contrario.

—¿Cómo defines el momento en el que viste las caras de tus bebés? ¿Qué sensaciones invadieron tu corazón?

Es realmente increíble, cuando los vi por primera vez, una sensación de amor inmenso que no había sentido antes, es lo mejor que me ha pasado en la vida. Pasas nueve meses imaginándotelo, con tantas ganas de verlo, da igual… Una vez que lo tienes en tus brazos incluso habiéndolo pasado ya con el primero, me sigue sorprendiendo la sensación de amor tan grande que te invade.

—¿Cómo te defines como madre?

Sinceramente no sé decirte, pero es una gran responsabilidad y no sabremos el resultado hasta que se conviertan en personas adultas.

Notas Importantes

¿Qué es un parto respetado?


Todas las actividades que se realizan en el marco de la Semana del Parto Respetado están vinculadas a la concientización acerca de los derechos de las mujeres a la hora de dar a luz, y la importancia de garantizar nacimientos seguros, naturales y durante los cuales la madre goce de absoluta libertad. El parto respetado es un parto donde la prioridad es la libertad de movimiento y postura, respetando la fisiología femenina dando el tiempo que necesite para el nacimiento.
Cuando hablamos de humanizar estamos hablando de la necesidad de devolverle al nacimiento su verdadero sentido, protagonizado por la mujer que pare, el hijo/a que nace y el hombre que acompaña, respetando los tiempos de la naturaleza que son distintos en cada mujer, y cuando los verdaderos protagonistas viven este momento con la entrega que se requiere, la intervención de las/os profesionales, será solo de acompañar sin intervenir.
Dar a Luz plenamente es posible si le devolvemos a la mujer la seguridad perdida, preparándola para un nacimiento en un lugar que ella escoja y que le de seguridad, rodeándola de un ambiente cálido, acompañada por las personas que forman su núcleo de amor y amistad y dejándola asumir la tarea de acuerdo a sus creencias y necesidades.
La institucionalización de los partos ha hecho que se sistematicen una serie de controles y procedimientos sobre la mujer y el bebé sin evaluar el estado de salud de cada individuo y sus necesidades particulares, transformándose en rutinas; que suelen ser molestas, dolorosas y potencialmente riesgosas aplicándose sin justificación científica por costumbre del equipo de salud o que sigue pautas que no han sido revisadas y actualizadas.
El proceso del trabajo de parto y nacimiento es diferente en cada mujer y cada bebé, es diferente en los aspectos tanto físicos como emocionales, diferente en su desarrollo temporal. Es necesario respetar el tiempo que cada mujer y cada bebé necesita para parir y nacer.
Fuente: Relacahupan
(Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y Nacimiento)