L   lactancia está en el corazón mismo de nuestra identidad. Inicia su evolución aun antes del embarazo y cada mamífero ha desarrollado por milenios una leche única para sus necesidades, su comportamiento y su entorno. Es una estrategia espectacular de supervivencia que nos sitúa entre los mamíferos… animales que alimentan a sus crías con su leche". Gabrielle Palmer ("The politics of lactation", 1993).

El sistema inmune del niño se desarrolla durante la vida fetal, pero no madura completamente hasta los 2 años de vida.

En el momento del nacimiento, no está completamente desarrollado. El neonato necesita ayuda de la madre para su protección inmediata y para la construcción a largo plazo de su propio sistema inmune. Este apoyo inmune lo recibe vía placenta y por la leche materna.

Viaje por la placenta. El pasaje por la placenta de algunas defensas (IgG) de la madre al feto, hace que en el momento del nacimiento el recién nacido a término tenga en un 90 por ciento estas defensas de su madre. Estos anticuerpos confieren inmunidad durante los primeros meses de vida, porque al ser "prestados" se terminan en ese lapso.

Vía leche materna. La leche de madre aporta una gran cantidad y variedad de formas de defensas. Nombraremos solo algunos como:

–La IgA secretora(IgAs) es la defensa principal de la leche materna, está en grandes cantidades: 0,5-1,5 g/L. Existen células en la madre (linfocitos) que emigran desde sus tejidos intestinales a la glándula mamaria de la madre lactante y allí producen las IgAs de la leche, que proporcionarán protección contra microbios y proteínas alimentarias que la madre tiene en el intestino. Por ello, sus patógenos no causarán problemas al lactante. Las IgAs bloquean la unión de los patógenos a las superficies mucosas, especialmente del intestino.

Contiene, también en pequeñas cantidades, otras inmunoglobulinas (IgG e IgM).

–Lactoferrina, cuya concentración es muy elevada (1-4 g/L) en la leche madura y es relativamente resistente a la degradación enzimática. Actúa sinérgicamente con la IgAs, ambas son importantes para la defensa y nutrición del bebé. La lactoferrina es bactericida, inmunoestimulante y antiinflamatoria.

–Los oligosacáridos (azúcares) de la leche evitan la unión de patógenos a la mucosa como neumococo y Haemofilus influenza. Es uno de los mecanismos de defensa principales de la leche humana. Se ha demostrado que estos oligosacáridos son resistentes a la digestión intestinal y se excretan intactos en las heces y orina del neonato.

–Además, tiene lisozima, que inhibe la producción sustancias tóxicas por los neutrófilos.

La leche humana protege contra numerosas infecciones, como otitis media, infecciones respiratorias superiores e inferiores, diarrea, infección urinaria, sepsis neonatal y enterocolitis necrotizante. Y no solamente durante la lactancia, ya que recientemente se ha reconocido que los niños alimentados al pecho tienen mejor protección frente a infecciones durante años. Esto se comprobó para otitis media, infecciones respiratorias, diarrea, bronquiolitis e infecciones por el Haemofilus influenza b. También tienen mejor respuesta de anticuerpos y células B a las vacunas.

–Componentes celulares:

La leche de madre es un tejido vivo, por lo que al alimentar al pecho a su hijo, la mamá le aporta células activas con funciones de defensas.

–Los macrófagos, son las células que están en mayor cantidad, Su función es la fagocitosis y la secreción de sustancias inmunes específicas, contra las que la madre ha tenido contacto. Los macrófagos secretan IgA, lisozima y lactoferrina.

–Neutrófilos (glóbulos blancos).

–Linfocitos T, B que secretan IgG, IgA e IgM.

Se ha visto que, como los linfocitos de la leche humana proceden de la madre, los niños amamantados toleran de mejor manera que los trasplantes de riñón madre-hijo.

Los bebés alimentados al pecho tienen el doble de tamaño de timo (órgano de defensa de los recién nacidos) que los alimentados con leche de fórmula. Hay estudios que demuestran que la lactancia materna prolongada (seis meses) protege contra la enfermedad celíaca (la leche tiene anticuerpos antigliadina), contra la colitis ulcerosa, el Crohn, la diabetes tipo I, la artritis reumatoide y la esclerosis múltiple. Alergia

La leche humana protege contra la alergia. Durante el primer año de vida, los niños alimentados con lactancia materna desarrollaron menos asma, rinitis, atopia y alergia a proteínas, que los alimentados con biberón.

La leche materna previene las enfermedades alérgicas, siempre que la madre tome una adecuada ingesta de grasas. Parece que son los niveles bajos de alfalinolénico y ácidos grasos poliinsaturados los que se asocian con la alergia en el 
niño.

Estos y otros componentes son los que la naturaleza previo para que los bebes, crezcan sanos, a pesar de su propia inmadurez inmunológicas.

Sabiamente, la madre le "da" a su hijo lo que el recién nacido todavía no tiene y necesita imprescindiblemente.

Protección.

*Comité Lactancia Materna-Sociedad Argentina de Pediatría-Filial Córdoba

Notas Importantes

¿Qué es un parto respetado?


Todas las actividades que se realizan en el marco de la Semana del Parto Respetado están vinculadas a la concientización acerca de los derechos de las mujeres a la hora de dar a luz, y la importancia de garantizar nacimientos seguros, naturales y durante los cuales la madre goce de absoluta libertad. El parto respetado es un parto donde la prioridad es la libertad de movimiento y postura, respetando la fisiología femenina dando el tiempo que necesite para el nacimiento.
Cuando hablamos de humanizar estamos hablando de la necesidad de devolverle al nacimiento su verdadero sentido, protagonizado por la mujer que pare, el hijo/a que nace y el hombre que acompaña, respetando los tiempos de la naturaleza que son distintos en cada mujer, y cuando los verdaderos protagonistas viven este momento con la entrega que se requiere, la intervención de las/os profesionales, será solo de acompañar sin intervenir.
Dar a Luz plenamente es posible si le devolvemos a la mujer la seguridad perdida, preparándola para un nacimiento en un lugar que ella escoja y que le de seguridad, rodeándola de un ambiente cálido, acompañada por las personas que forman su núcleo de amor y amistad y dejándola asumir la tarea de acuerdo a sus creencias y necesidades.
La institucionalización de los partos ha hecho que se sistematicen una serie de controles y procedimientos sobre la mujer y el bebé sin evaluar el estado de salud de cada individuo y sus necesidades particulares, transformándose en rutinas; que suelen ser molestas, dolorosas y potencialmente riesgosas aplicándose sin justificación científica por costumbre del equipo de salud o que sigue pautas que no han sido revisadas y actualizadas.
El proceso del trabajo de parto y nacimiento es diferente en cada mujer y cada bebé, es diferente en los aspectos tanto físicos como emocionales, diferente en su desarrollo temporal. Es necesario respetar el tiempo que cada mujer y cada bebé necesita para parir y nacer.
Fuente: Relacahupan
(Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y Nacimiento)