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Palabras para la madre que algún día será mi hija

Respeta. Respeta tu embarazo. Respeta la responsabilidad que llevas por dentro. Respeta cada día de esos 9 meses. Respeta tu parto y elige un parto que te respete a ti. Respeta el momento en el que verás por primera vez la cara de tu hijo. Respeta lo íntimo de ese momento ancestral, las puertas de la vida, y no lo regales, vívelo a solas con tu pequeña y recién estrenada familia. Respeta tu intimidad como respetas tu piel. Respeta la lactancia de tu hijo y date en exclusiva, de cuerpo entero, en sus primeras horas de vida, será tu primer regalo. Respeta sus tiempos. Su ritmo. Su corazón latiendo bajito. Respeta su llanto. Las lágrimas de un bebé son su forma de necesitarte. Vive su expresión con respeto y devuélvele todo ese amor, en tus brazos. Respeta su adaptación a este mundo tan distinto y dale tu cuerpo para que viva en él. Respeta tu sueño y adáptalo a la cadencia de sus primeros sueños. Enséñale a tu hijo a compartir la respiración en vuestra cama. Respeta tu cuerpo y dale el descanso que te regala la naturaleza de tu nuevo cuerpo de alto rendimiento. Respeta al padre de tu hijo y enséñale a respetarte. Camina con él. Respeta el tiempo que tu hijo te necesite y no te incorpores hasta que ambos estéis listos. Respeta el miedo a volver. Respeta la separación y vacía tu llanto de tanto en tanto. Respeta su forma de alimentarse, su hambre de mundo, su pasión exploradora y déjale que tire al suelo esa cuchara, tantas veces como necesite. Respeta su sonrisa. Vuestra sonrisa. La piel que habita tu familia. Respeta vuestro vínculo y no dejes que nadie lo llame enmadramiento. Respeta la persona en la que te has convertido y dale espacio propio, dejando que se exprese, se cambie de disfraz y rompa las cadenas de lo que fuiste un día. Respeta los retos que tienes por delante. Respeta tus dudas. Respeta tu valentía, una madre que sigue sus instintos rara vez se equivoca. Respeta tu singularidad e interpreta la madre que te salga cada día, huye de clichés y despacha el qué dirán. Respeta los deseos de tu hijo. Su espacio amoroso. Vuestro lugar en el mundo. Respeta el amor que sientes por su padre y respeta vuestra singular forma de intimar, respeta su nueva sed y tu nuevo espíritu. Respeta su relación con su hijo. Respeta las decisiones que toméis juntos. Respeta los acuerdos y las ententes, y recuerda pelear sólo guerras pequeñas y hacer el amor siempre que se pueda. Respeta tu ausencia cuando salgas fuera de casa y las contradicciones de tu hijo, cuando vuelvas. Respeta vuestro lenguaje, sus señales, la conexión que tenéis y recuerda que las rabietas son otra forma de decirte cuanto te extraña, eres su persona favorita y estaría siempre pegado a tu piel. Respeta la coraza que te pones para voler a trabajar y quítatela cuando estés en tus dominios. Respeta tu respiración, tu nuevo cuerpo de madre. Respeta tus cicatrices. Respeta a tu otro hijo, si lo tienes y su hay más, al otro, y abraza sus celos, su amor incondicional su naturaleza afectada, su reino perdido. Respeta a tu madre y a todas la que hubo antes. Tu saga es tu sangre. Respeta tu tiempo a solas. Tus momentos contigo, tus dudas, tus tragedias, tus lágrimas almacenadas, tu nueva piel de papel, más dura por fuera, sólo por fuera. Y al final del día, respeta tus errores y los errores de los otros, la vida es una escuela. A veces se gana. A veces se aprende. Respeta tus ideas, pero cuestiónatelas. Respeta tu sueños. Respeta los bordes de tu libertad y de la suya. Respeta tu ejemplo. Vuestro ejemplo y enséñale, siendo. Respeta su infancia y cuando lleguen, sus secretos. Respeta el padre o madre, que serán. Y algún día, cuando más lo necesite, enséñale a respetarse, tanto, como él te enseñó a ti.

Notas Importantes

¿Qué es un parto respetado?


Todas las actividades que se realizan en el marco de la Semana del Parto Respetado están vinculadas a la concientización acerca de los derechos de las mujeres a la hora de dar a luz, y la importancia de garantizar nacimientos seguros, naturales y durante los cuales la madre goce de absoluta libertad. El parto respetado es un parto donde la prioridad es la libertad de movimiento y postura, respetando la fisiología femenina dando el tiempo que necesite para el nacimiento.
Cuando hablamos de humanizar estamos hablando de la necesidad de devolverle al nacimiento su verdadero sentido, protagonizado por la mujer que pare, el hijo/a que nace y el hombre que acompaña, respetando los tiempos de la naturaleza que son distintos en cada mujer, y cuando los verdaderos protagonistas viven este momento con la entrega que se requiere, la intervención de las/os profesionales, será solo de acompañar sin intervenir.
Dar a Luz plenamente es posible si le devolvemos a la mujer la seguridad perdida, preparándola para un nacimiento en un lugar que ella escoja y que le de seguridad, rodeándola de un ambiente cálido, acompañada por las personas que forman su núcleo de amor y amistad y dejándola asumir la tarea de acuerdo a sus creencias y necesidades.
La institucionalización de los partos ha hecho que se sistematicen una serie de controles y procedimientos sobre la mujer y el bebé sin evaluar el estado de salud de cada individuo y sus necesidades particulares, transformándose en rutinas; que suelen ser molestas, dolorosas y potencialmente riesgosas aplicándose sin justificación científica por costumbre del equipo de salud o que sigue pautas que no han sido revisadas y actualizadas.
El proceso del trabajo de parto y nacimiento es diferente en cada mujer y cada bebé, es diferente en los aspectos tanto físicos como emocionales, diferente en su desarrollo temporal. Es necesario respetar el tiempo que cada mujer y cada bebé necesita para parir y nacer.
Fuente: Relacahupan
(Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y Nacimiento)