ESO NO SE HACE!...

Como poner los límites a los hijos.

Durante los 3 primeros años de vida, los padres son los responsables de moldear la personalidad de sus hijos, son quienes mediante el afecto pueden convertirlos en seres felices. En este período se desarrollan las características básicas de la inteligencia emocional; que son el optimismo, la generosidad y la autonomía.

Pero también durante esta etapa los padres deben establecer los límites de manera positiva y es de esta forma que los niños aprenden a tranquilizarse, autocontrolarse y a no frustrarse.

Tips para poner los límites:

Cuando el niño no obedece o se comporta mal lo primero que se debe hacer es:

- Advertirle: consiste en avisar al niño que se está comportando mal y que la próxima vez, no hay aviso, porque se lo va a retar y castigar.

Retarlo: cuando se reta al niño, es importante que el reto sea corto, preciso y no generalizador, por ejemplo, es mejor decirle: ¨Se te cayó la comida al suelo porque te moviste de la silla¨ y no decirle ¨Siempre haces lo mismo¨ o ¨No aprendes más¨, estas son frases que no sirven para retar a su hijo. La frase tan conocida ¨Nunca me haces caso¨, tampoco sirve para retar al niño.

Por ejemplo: si al niño se le cayó la comida al suelo, es importante resolver el caso de alguna manera concreta, donde el problema sea resuelto, una opción puede ser que el niño colabore a limpiar lo que ensució y de este modo se induce a formar un niño optimista.

Si la conducta del niño sobrepasa los límites establecidos por los padres se recurre a la penitencia.

- Penitencia: También llamada ¨Time Out¨. Este es un tiempo de exclusión que consiste en ubicar al niño en algún lugar de la casa donde pueda permanecer tranquilo. 
La duración de la penitencia debe ser un minuto por cada año del niño, o sea si el niño tiene 3 años de edad, le corresponden 3 minutos de penitencia, ni más, ni menos.
El lugar de la penitencia debe ser un lugar elegido por los padres con anterioridad, ya que ese lugar tiene que cumplir con ciertos requisitos y debe ser siempre el mismo. 
El lugar para hacer cumplir la penitencia, debe ser un lugar tranquilo, no estimulante, debe ser aireado y luminoso, un lugar desde donde el niño pueda visualizar a sus padres.
La penitencia NO consiste en encerrar al niño, en un cuarto o en el baño. 
La penitencia es un lugar donde el niño debe sentirse apartado de los demás, no encerrado, ni totalmente aislado, y donde pueda reflexionar acerca de lo que hizo mal.
Sugerencia: Los padres no deben seguir retando a su hijo mientras está en penitencia porque de esa manera el niño interpretará que el adulto que lo puso en ese lugar no estaba completamente seguro al hacerlo, y por ende el niño hará más berrinches para molestar a sus padres. A menudo los niños que están en penitencia lloran mucho o se portan peor, para provocar a los padres, y que estos les sigan hablando; la conducta a seguir por los adultos es ignorarlos durante esos minutos.
El tiempo de la penitencia o exclusión, también es un buen momento para que los padres y los niños se tranquilicen.
- Quitar un privilegio: Es otra opción para poner límites al niño. Se puede reemplazar por la penitencia, sobre todo cuando el niño ya es un poquito más grande y su edad supera los 3 años, porque ya puede entender que aquello que tenía hace un rato, ahora no lo tiene porque se comportó mal. 

Los privilegios que se pueden quitar son: 

- Jugar con la computadora
- Mirar televisión
- Hablar por teléfono
- Visitar o recibir amigos

- Incentivar: Al niño no hay que darle un regalo para que se porte bien; ni tampoco premiarlo con un obsequio porque se portó bien. Sólo hay que incentivarlo a que se comporte bien mostrándole que de esa manera esta cooperando con sus padres. No se debe usar el chantaje.

Los padres son los primeros que deben ponerse límites, para enseñarles a sus hijos a seguir un buen modelo de conducta.

Notas Importantes

¿Qué es un parto respetado?


Todas las actividades que se realizan en el marco de la Semana del Parto Respetado están vinculadas a la concientización acerca de los derechos de las mujeres a la hora de dar a luz, y la importancia de garantizar nacimientos seguros, naturales y durante los cuales la madre goce de absoluta libertad. El parto respetado es un parto donde la prioridad es la libertad de movimiento y postura, respetando la fisiología femenina dando el tiempo que necesite para el nacimiento.
Cuando hablamos de humanizar estamos hablando de la necesidad de devolverle al nacimiento su verdadero sentido, protagonizado por la mujer que pare, el hijo/a que nace y el hombre que acompaña, respetando los tiempos de la naturaleza que son distintos en cada mujer, y cuando los verdaderos protagonistas viven este momento con la entrega que se requiere, la intervención de las/os profesionales, será solo de acompañar sin intervenir.
Dar a Luz plenamente es posible si le devolvemos a la mujer la seguridad perdida, preparándola para un nacimiento en un lugar que ella escoja y que le de seguridad, rodeándola de un ambiente cálido, acompañada por las personas que forman su núcleo de amor y amistad y dejándola asumir la tarea de acuerdo a sus creencias y necesidades.
La institucionalización de los partos ha hecho que se sistematicen una serie de controles y procedimientos sobre la mujer y el bebé sin evaluar el estado de salud de cada individuo y sus necesidades particulares, transformándose en rutinas; que suelen ser molestas, dolorosas y potencialmente riesgosas aplicándose sin justificación científica por costumbre del equipo de salud o que sigue pautas que no han sido revisadas y actualizadas.
El proceso del trabajo de parto y nacimiento es diferente en cada mujer y cada bebé, es diferente en los aspectos tanto físicos como emocionales, diferente en su desarrollo temporal. Es necesario respetar el tiempo que cada mujer y cada bebé necesita para parir y nacer.
Fuente: Relacahupan
(Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y Nacimiento)