Cuenta una antigua leyenda que un niño que estaba por nacer le dijo a Dios, "Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra, pero, ¿cómo vivir tan pequeño e indefenso como soy?".
El Señor le respondió, "Entre muchos ángeles, escogí uno para ti que te está esperando. Él te cuidará".

Pero, dime, "Aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso basta para ser feliz".

"Tu ángel te encantará. Te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y será feliz".

"¿Y cómo entender que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?".

"Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar; y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar".

"¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?".

"Tu ángel te juntará las manitos y te enseñará a orar".

"He oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá?".

"Tu ángel te defenderá aún a costa de su propia vida".

"Pero, estaré siempre triste porque no te veré más, Señor".

"Tu ángel te hablará de mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado".

En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo, pero ya se oían voces terrestres. Y el niño presuroso repetía suavemente, "Dios mío, si ya me voy, dime su nombre. ¿Cómo se llama mi ángel?".

Y el Señor le respondió, "Su nombre no importa. Tú le dirás 'mamá'".

Notas Importantes

¿Qué es un parto respetado?


Todas las actividades que se realizan en el marco de la Semana del Parto Respetado están vinculadas a la concientización acerca de los derechos de las mujeres a la hora de dar a luz, y la importancia de garantizar nacimientos seguros, naturales y durante los cuales la madre goce de absoluta libertad. El parto respetado es un parto donde la prioridad es la libertad de movimiento y postura, respetando la fisiología femenina dando el tiempo que necesite para el nacimiento.
Cuando hablamos de humanizar estamos hablando de la necesidad de devolverle al nacimiento su verdadero sentido, protagonizado por la mujer que pare, el hijo/a que nace y el hombre que acompaña, respetando los tiempos de la naturaleza que son distintos en cada mujer, y cuando los verdaderos protagonistas viven este momento con la entrega que se requiere, la intervención de las/os profesionales, será solo de acompañar sin intervenir.
Dar a Luz plenamente es posible si le devolvemos a la mujer la seguridad perdida, preparándola para un nacimiento en un lugar que ella escoja y que le de seguridad, rodeándola de un ambiente cálido, acompañada por las personas que forman su núcleo de amor y amistad y dejándola asumir la tarea de acuerdo a sus creencias y necesidades.
La institucionalización de los partos ha hecho que se sistematicen una serie de controles y procedimientos sobre la mujer y el bebé sin evaluar el estado de salud de cada individuo y sus necesidades particulares, transformándose en rutinas; que suelen ser molestas, dolorosas y potencialmente riesgosas aplicándose sin justificación científica por costumbre del equipo de salud o que sigue pautas que no han sido revisadas y actualizadas.
El proceso del trabajo de parto y nacimiento es diferente en cada mujer y cada bebé, es diferente en los aspectos tanto físicos como emocionales, diferente en su desarrollo temporal. Es necesario respetar el tiempo que cada mujer y cada bebé necesita para parir y nacer.
Fuente: Relacahupan
(Red Latinoamericana y del Caribe para la Humanización del Parto y Nacimiento)